miércoles, 14 de mayo de 2014

ASADO CON PARQUET

Quizá sea uno de los mitos más conocidos y más respondidos. Se decía que los pobres que recibían viviendas del Estado durante el peronismo terminaban haciendo asado con el parquet. Obviamente, el mito afirma varias cosas: el Estado regala vivendas con parquet a los pobres cuando el mas bello piso de madera debería ser exclusivo de las clases medias y altas. Los pobres no merecen ese obsequio y tan brutos son que buscan madera y la encuentran en el suelo.
Primero, nadie nunca vió a alguien sacar parquet del piso para hacer asado. Sí hay muchos que conocen a alguien que escuchó que un vecino vio que otro contaba cómo un tío le había dicho que en las barriadas populares siempre se dijo....Nadie lo vió. Si lo vió no lo fotografió.
Segundo: las viviendas sociales no son regalos del Estado. Al menos, según la Constitución vigente, son derechos. Hay distinto modos de instrumentar ese derecho, pero no es posible "regalar libertad de prensa" ni "regalar aguinaldo" ni "regalar vacaciones pagas" ni "regalar vivienda social".
Tercero: Cuanta de la vivienda social construida en los últimos sesenta y cinco años en la Argentina ha tenido parquet? Nadie nunca hizo una cuenta exacta, pero indudablemente no es la gran mayoría.
Cuarto: todos los estudios sociales de los sectores populares muestran que si el Estado les otorga un lote de tierra, los pobres construyen, edifican, mejoran sus viviendas. Todo lo contrario de destruirlas. Nadie, nunca, mostró ninguna destrucción de viviendas populares por parte de los sectores sociales que las habitan Como va a dañar sus propias conquistas?
Este mito asume diferentes formulaciones en distintos momentos, pero tiene dos constantes que se expanden a otros mitos: una incomprensión ignorante del mundo popular y una perspectiva muy extraña, tal vez aristocrática, sobre los derechos constitucionales.
En los últimos años hubo afirmaciones ciertamente arbitrarias que los conversores de televisión digital gratuitos que llegaban a las barriadas populares se vendían en el mercado negro, que el dinero de la Asignación Universal por Hijo se gastaba en el juego y en la droga, que las adolescentes quieren quedar embarazadas para cobrar la asignación. Todas estas afirmaciones reproducen esa ignorancia sobre las clases populares, la estigmatizan y consideran que no tienen derecho a acceder a las políticas de Estado.
Es comprensible, entonces, que muchos peronistas se equivoquen al constatar esa ignorancia de quienes los estigmatizan, y crean que sólo otros peronistas pueden entenderlos. Puede interpretarse esa frase ahora de otro modo: quienes estigmatizan a las clases populares, obviamente, jamás podrán comprenderlas

MITOMANIAS ARGENTINAS
Alejandro Grimson  Ed. Siglo XXI

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